"Heaven's just a rumor she'll dispell
as she walks me through the nicest parts of hell.
I still dream of lips I never should have kissed
well she knows exactly what I can't resist".
Nine Inch Nails, Sanctified.
Nota: La línea de bajo de la canción citada hay que escucharla al menos una vez en la vida con un buen sistema de audio, en un equipo de música decente, recostado en un sofá cómodo con los ojos cerrados.
En mi adolescencia (a long time ago in a galaxy far far away…) cuando se hablaba de cómics, el 70% eran obras de superhéroes; el arquetipo por antonomasia, ya sea en solitario o en grupo. No he sido comiquero: Me gustaba, y mucho a nivel visual, de ritmo, conozco y venero a muchos dibujantes, reconozco si una obra es de uno u otro. Me encantan algunas técnicas, las líneas, las tintas, la expresión, el color… En líneas generales, cuando se habla de cómic sé de qué o de quién se está hablando, pero no he llegado a tener La Llamada: aquello que me haga sumergirme hasta el fondo y poder desarrollar acaloradas discusiones sobre (por ejemplo) quién ha sido el mejor de todos los "Robin" (pudiendo argumentarlo con magistral coherencia y conocimiento del medio).
Para abreviar: entre aquellas obras que me llamaban la atención, que solían ser las que se salían un poco (o bastante) de lo convencional, había una llamada Hellblazer (Se llamaba John Constantine Hellbazer, Lo de John Constantine como supratítulo (existe «supratítulo» en castellano? who cares?)). Supongo que me llamó la atención porque las primeras portadas que vi son del Maestro Dave McKean y, unida a la autoría de las portadas, el nombre y la atmósfera: oscura, densa, esotérica, cínica… vamos, como una noche lluviosa en noviembre.
Es una de esas series de cómics que tengo apuntada para leer en el infierno porque, en el mundo terrenal, aún no he encontrado el momento de hacerlo, aun llamándome la atención. No me enteré hasta pasado un tiempo que el personaje salió de la mente de Alan Moore. Si lo piensas, de dónde si no iba a salir?
En 2005 hubo una peli, que a los puritanos les pareció anatema y que a mí me entretuvo. En mi cabeza no se llamaba Constantine. Desligándola del cómic (capacidad de abstracción chicos) es curiosa.
Hace tres semanas (recordad que esto se escribe la primera mitad de noviembre de 2014) estrenaron la serie. Lo bueno es que no esperaba gran cosa, no tenía eso que ahora llaman hype. Lo único que esperaba de ella es que me acompañara mientras como algo delante del monitor, y mis expectativas se han cumplido. No es un Breaking Bad, un Game of Thrones o un True Detective. Es una serie B bien tratada.
De los tres capítulos que se han emitido hasta la fecha (redireccionar vuestras antenas a Isla Tortuga si vuestra tele no sintoniza la serie) ninguno me ha disgustado. De hecho puedo destacar varias cosas: la caracterización, el acento de Liverpool del prota, buena música (queda pendiente a título personal una recopilación de la misma), efectos que en ningún momento me han chirriado, sentido del humor, algunos escenarios muy interesantes. No está mal.
Hay dos puntos que son los que me """preocupan""" de la serie. El primero es el personaje del ángel Manny, papel que se encarga de realizar Harold Perrineau, el cual ha hecho numerosos papeles, pero que un servidor tiene en la cabeza como el Michael de Lost y no soy capaz de disociarlo de dicho personaje. Espero que el tiempo me ayude a ello. Hablando de tiempo, precisamente con el tiempo tiene que ver la otra cosa que me preocupa. Y es que a nivel argumental espero y deseo que la cosa se vertebre de manera sólida, ya que hecho en falta (lo mismo es muy pronto) una trama o dos que hile los capítulos. No es necesario aún pero como no vea esto en un par de capítulos… mi gozo en un pozo. Mientras tanto, a disfrutar. No es una trama o un ambiente original, pero espero que le sepan dar un sello personal con el paso de los capítulos.
Resumiendo: para el que os escribe, Constantine es (los tres primero capítulos), una muy buena serie B con detalles que hacen que uno tenga ganas de saber si los creadores serán capaces de crear un corpus tan interesante y rico como esos detalles que brillan en ocasiones.
Sin ser la cabecera una campanilla pauloviana, no está exenta la misma de esos guiños que agradezco. No creo que sea casualidad la similitud visual del título con la ilustración, que hizo Gustav Doré para el Canto XXXI del Paraiso de Dante. En dicho Canto, se describe el Empíreo, la región situada más allá de las nueve esferas celestiales donde reside Dios y los ángeles, según un buen puñado de tratados de teología medievales. En ella se disponen los ángeles según su jerarquía, en círculos concéntricos ascendentes, Nueve círculos, a imagen de los nueve cielos.
En el caso de los títulos de Constantine, nos encontramos con la otra versión del diseño: Nos trasladaríamos por tanto a una región mas allá de los nueve infiernos, donde los ángeles caídos se disponen también en círculos concéntricos según su jerarquía. Y es que Constantine tiene muchísimo que ver con lo esotérico. Uno de los textos más importantes dentro de la tradición esotérica (al menos de la tradición esotérica occidental) es el Kybalión, donde se recogen los siete principios del hermetismo. De estos siete principios, el más conocido probablemente es el segundo, el Principio de Correspondencia que reza: «Así como es arriba, es abajo; así como es abajo, es arriba».
Para mi, el detalle bien merece darle a la serie una oportunidad, aunque espero que no se quede en un mero detalle. Y a vosotros ¿qué os parece?
Con la cantidad de excrementos que abunda en la parrilla televisiva con olor nauseabundo a casposidad, amarillismo, falsa realidad, rosa akerizado, deportismo ilustrado y más formatos y temáticas alienantes, encontrar algo que brilla en el estercolero, aunque no sea un brillante, sino un trozo de hojalata, da cierta esperanza. Si sabes trabajarla, dedicando un poco de tiempo, con la hojalata se pueden hacer cosas muy bonitas. No solo eso, además la hojalata puede albergar un corazón en su interior.
Buenas noches a todos, seáis lo que seáis...
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