viernes, 30 de mayo de 2014

Atris el Errante: la radionovela

I can still feel you, even so far away...

Nine Inch Nails, The Great Below.


Muy buenas gente!

Mientras escribo, tengo en el horno la versión «radionovelada» de la primera entrada del Diario de Atris, El Errante. Abajo os dejaré el link.

Ya comenté que todo es experimental y que la intención es divertirme y compartirlo
El siguiente párrafo, salvo que seas muy muy muy friki, te lo puedes saltar que no te perderás nada.

Hay algunos cambios de nomenclatura, rollos logísticos sin mucha importancia:
Empezamos con el Prólogo, cuyo código será ahora 00P, los capítulos serán CXX_YY, siendo la XX el número del capítulo, comprendido entre el 00 y el 99, e YY el número de la entrada con valores también comprendidos entre 00 y 99. Con lo que cuando veáis que hago referencia a, por ejemplo, C03_21, estaremos hablando de la entrada 21 del capítulo 3… Escribo esto también a modo de recordatorio, que uno sabe la memoria que tiene.

Es la primera vez que hago algo parecido, así que no espero que esté perfecto, reitero que no es ese el objetivo. Tengo muchas cosas, demasiadas, guardadas en cajones porque no tienen el acabado deseado. Es hora de comenzar a preocuparse un poco menos por el acabado y bastante más por la publicación. Lo mismo hasta consigo llegar finalmente a productos bien pulidos y acabados en la medida que voy publicando… quién sabe.

No tengo ni idea si la radionovela, como formato, ha vuelto o si sigue siendo algo viejuno, el caso es que  me pareció interesante probar y compartir, no hay mejor excusa para trastear con programas.

Al hacer la radionovela, un elemento importante es la música y, como todos sabéis, hay bastantes restricciones de copyright… Pienso que este producto que hago es para cuatro gatos, que no será nunca un fenómento de masas y, por ello, me he permitido el lujo de usar fragmentos que tienen derechos. Si os gusta, descargadlo rápido por si lo quitan, aunque me parecería ridículo que lo quitasen, pero cosas más raras hemos visto todos.

La voz es la mía. Espero llegar algún día a saber modularla y a transmitir mejor, o poder hacer algún capítulo con diálogos en los que participase otra persona, pero de momento los medios son los medios.
La música es de Gustav Holst, y esto es un homenaje a mis tios, pues fue gracias a su colección de música clásica como conocí a este señor que, a mi parecer, es el precursor de muchos compositores de bandas sonoras. Os recomiendo encarecidamente la adquisición y posterior disfrute de su Opus 32, Los Planetas,  interpretada por alguna buena filarmónica.
Si alguien me conoce (un poquito aunque sea), sabe lo importante que es la música para mí, así que: Gracias tíos, por dejarme chafardear en vuestra colección de música y descubrir al tito Gustav.

El tito Gustav se merece una entrada o para el solo o bien compartida con los precursores de las bandas sonoras... Si en algún momento hay tiempo, se hará la entrada e incluso el podcast.

Al realizar la grabación la he enfocado a su escucha con auriculares, lo comento como una posible indicación a tener en cuenta.

La idea es radionovelar cada entrada, de esa manera, para aquellos que estén interesados, la espera será más corta. A los que no le interese, con no escucharlo o leerlo, asunto resuelto.

Se aceptan sugerencias, preguntas y críticas (las críticas constructivas y sobre todo razonadas, que ya hay mucho troll suelto por internet y por el mundo real también). Y donaciones, también se aceptan donaciones, en forma de dinero, tarjetas gráficas, memoria ram, discos duros, microprocesadores, cerveza, libros, música, camisetas, tinta o raseros para el stock de mi futuro negocio de serigrafía… cualquier cosa será bien recibida.

Ok, la campanita del horno acaba de sonar, la dirección es:

Diario de Atris, El Errante. - Prólogo - Entrada I - Tinta y Recuerdos.
(00P_01)

Me comentáis lo que sea si os apetece y nos leemos en menos de una semana con la siguiente entrada del Diario de Atris.

Buenas Noches a todos, seáis lo que seáis...



domingo, 25 de mayo de 2014

Diario de Atris el errante - Prólogo, Entrada I - Tinta y recuerdos.




Llamadme Atris.

Escribo estas líneas abrumado por ciertos acontecimientos de los que pretendo dejar constancia en cuanto organice el caos que puebla mi cabeza. Aunque no son la única razón para haber tomado la pluma esta noche, si que han sido el acicate para ello. Espero poder servirme de mis palabras a modo de faro, que me permitan mantener el rumbo correcto, en medio de esta tempestad de acontecimientos que me ha sorprendido frente a las escarpadas costas del presente, en la oscura noche del destino.  Me gustaría, convirtiendo mis pensamientos en escritura, poder rememorar en un futuro, de existir tal, todo cuanto me está aconteciendo y, compartir, desde la distancia que imponen espacio y tiempo, con quien así lo desee, mis aventuras, descubrimientos y trivialidades; mis alegrías y desdichas. Si esa persona eres tú, querido lector, aunque tomes estas líneas como mero entretenimiento, bienvenido seas.

Permitidme en este primer capítulo remontarme muy atrás en el tiempo, ya que lo encuentro necesario para que podáis tener una idea más aproximada acerca de quien os escribe. Prometo no demorarme más allá de las dos o tres primeras entradas de este diario en llegar a nuestros días.

Aunque nací bosmer, conocidos por los humanos y demás razas como elfos de los bosques, mi infancia no fue la típica de uno de los de mi estirpe, ya que mi familia, por razones que nadie me supo o me quiso aclarar, residía en Skingrad, una de las más prosperas urbes situada en Cyrodiil, cuna imperial. Como todos los bosmer, fuí instruido en el manejo del arco y, siempre que las circunstancias lo permitían, me adentraba en los bosques colindantes para alejarme de los ruidos de la ciudad, para buscar la soledad, la paz interior y la intimidad, valores esenciales para que un bosmer mantenga su cordura. Pero también aprendí a desenvolverme en la ciudad, incluso tuve un mentor que me inició en los usos arcanos y que, junto a mi padre, me inculcó el amor a los libros; mi madre me enseño algunas nociones sobre herboristería y curación, hice grandes amistades, y por un breve periodo en mi vida, fui feliz viviendo en aquel sitio. Como a todos nos ocurre, en la medida que crecía, comencé a percatarme de cosas que antes ni siquiera era capaz de detectar: las rivalidades entre razas, las divisiones sociales, la cada vez más notable presencia del ejército imperial en las calles, la corrupción, la hipocresía, la avaricia… La ciudad comenzó a asfixiarme hasta que llegó un punto en el que se hizo insoportable.
El destino parecía aliarse conmigo en ese justo momento, ya que unos amigos de la familia, poseedores de un negocio de orfebrería en una de las islas al sur de la costa de Greenheart, se alojaron durante un par de semanas en nuestra casa por asuntos de negocio en la ciudad. Debieron de ver la pena y la angustia reflejada en mi rostro pues, un par de días antes de su partida, me ofrecieron la posibilidad de acompañarles a su casa y ayudarles en su taller. No sabía yo nada de orfebrería, ni de la vida en aquella lejana y pequeña isla, pero en ese momento fue lo de menos.

Me despedí de los míos y marché sin pensármelo dos veces rumbo a una nueva vida.



viernes, 23 de mayo de 2014

Coming Soon... (in 48 hours)

Peor que confundirse es dejar de hacer las cosas por temor a confundirnos.

- Cosecha propia.




El nombre de este blog, que también es el nombre de algunos medios más, es bastante explícito acerca de su naturaleza.
En multitud de ocasiones he dejado de publicar o realizar cosas por cautela, y es muy posible que no abandone tan mal hábito.
Pero estoy en un momento en el que me apetece experimentar con la palabra, con la voz y con lo audiovisual todo a una, por el mero placer de probar, con ganas de que el experimento llegue a buen puerto, pero sin miedo a comenzar la travesía por temor a hundirnos en las aguas de lo desgraciadamente imprevisto.
Dure lo que dure este inminente experimento que me gustaría compartir con todos vosotros, (un mes, un año, un día…) la intención es disfrutar del viaje, de cada paso, sin miedo a que acabe mañana o pasado.

La idea nace como modo de evasión creativa y experimental, que me ayude a mantener un sano nivel de cordura, siendo al mismo tiempo la excusa perfecta para practicar y trastear con diferentes elementos, entre ellos diferentes tipos de software. 

Muchas veces amigos y familia me preguntan, como decía la canción, a qué dedico el tiempo libre.
Vivo días extraños en un lugar extraño y, frente a ello, como hizo mucha gente antes que yo, pongo rumbo mediante la imaginación (y la tecnología) hacia otros lugares. En mi caso no es una huida, sino una forma de sobrellevar el tiempo que ha de transcurrir desde la siembra a la cosecha. un tiempo que las circunstancias podrían hacer peligroso si no se le presentara batalla ignorándole.


La intención primera es subir material a diferentes plataformas con una periodicidad comprendida entre la semana y los 15 días, y que dicho material ubicado en diferentes sitios se complemente entre sí, pudiendo llegar a hacer la experiencia más enriquecedora e interesante.

Usaré twitter para anunciar cuando haya subido algo o vaya a hacerlo de manera inminente.
Quiero utilizar la plataforma ivoox para colgar los audios.
El canal de youtube alojará los videos.
Y me gustaría que los más valientes de vosotros (o los más masocas …) me hicierais llegar vuestras impresiones acerca de este experimento cuando comienze, en el plazo de 48 horas.

Toda crítica constructiva sera bien recibida y todo troleo maldecido

Hoy no tengo más que decir, el anuncio queda hecho.
En 48 horas, otro gallo cantará.

Buenas noches a todos, seáis lo que seáis...




martes, 20 de mayo de 2014

poetas y Poetas

La resignación es un suicidio cotidiano.

Honoré de Balzac, nacido un 20 de mayo de 1799.





Cuanto tiempo amiguitos!
Pues no, ni muerto ni de parranda. Liado en diversos menesteres. Llegará el momento de irlos desvelando.

Entre estos trabajos, algunos lo sabéis y otros no, está la maquetación de libros. Una pregunta que temo es la que, de manera natural, mucha gente me hace cuando les digo que me dedico a maquetar libros: «¿Y qué hace un maquetador?». Me siento un poco como cuando le preguntan a Matthew Carter a qué se dedica y responde que es tipógrafo.

Sin querer sentar una definición dogmática, digamos que mi trabajo, como maquetador, consiste en trasladar el manuscrito del escritor, con las debidas correcciones realizadas de antemano, al formato final en el que se publicará el libro, haciendo que el resultado final respete las normas estructurales tanto del formato, como las dadas por el escritor, tratando también de facilitar la lectura del que se acerque a dicho producto, pero sin que se pueda siquiera sospechar que a cada página que se pasa de la obra, yo ya estuve allí.

Un problema que me suelo encontrar es que algunos escritores, sobre todo algunos poetas, no tienen un mínimo de «mirada de arquitecto» necesaria para que, la visión que tienen de su obra, se traduzca con la mayor exactitud posible en el producto final.

Existe una leyenda urbana (o no…) de cierta misión a Marte en la que trabajaron dos laboratorios, uno encargado de la programación de los sistemas de lanzamiento y navegación, el otro de la construcción de la sonda. Ambos punteros en cada una de sus áreas. El resultado final de la misión fue que la sonda se pegó una hostia padre contra la superficie marciana porque alguien se olvido de consensuar si debían trabajar en el sistema anglosajón de medidas o en el sistema métrico internacional… epic fail.

Cuando los arquitectos trabajan sobre los planos, los realizan usando una serie de medidas, escalas y proporciones que luego se ven reflejadas en la construcción préviamente planificada. Las medidas, escalas y proporciones son importantes y se le dan la pertinente importancia, pues se sabe que, en el mejor de los casos, un error hará que la obra final, no refleje fielmente la visión del arquitecto, y en el peor de los casos, que dicha construcción se derrumbe.

El poeta ha de conocer el entorno que le rodea, las partes del proceso que harán que la obra refleje fielmente su visión. No es necesario que se convierta en un experto en cada parte del proceso, pero ha de tener una visión general del mismo. Excusarse en la idea absurda y pueril que algunos tienen del artista como figura ajena a la realidad puede que les sirva a aquellos que quieran vivir en el mundo de la piruleta (o de la pandereta). A mi no, desde luego. Uno tiene sus raices y sabe que los verdaderos artistas se toman muy en serio las partes del proceso. ¿O pensáis que Miguel Ángel encargaba los bloques de mármol por Amazon?. No señores, el tito Buonarroti se pegaba sus viajes a la cantera para seleccionar el material que mejor se adaptaría a su trabajo y hablaba con los maestros canteros sobre el corte más adecuado, la manipulación y el transporte del mármol hasta su estudio. Sabía que ello beneficiaría al resultado final de su obra, y tomaba como otra parte más de su trabajo de Artista (de los de verdad) implicarse en las partes del proceso.

No le pido al poeta gran cosa: si le he de suponer sensibilidad, también he de suponerle empatía.
Empatía y un poco de sentido común.

Cuando crees tu obra, piensa en medidas escalas y proporciones. Piensa. Si tu obra se publica en un formato concreto, adapta las proporciones. Si usas el word para escribir esas líneas y te has esmerado en el tamaño y equilibrio de los versos y estrofas, usa un formato que se asemeje al que sostendrá finalmente tu idea. ¿Por qué escribes en A4 si el formato más semejante en el que, casi con toda seguridad, se va a publicar tu libro es A5? Si no sabes cómo se cambia de formato en el medio en el que trabajas, ten el interés de preocuparte por ello, por el bien del resultado final de tu obra. Seguro que te parecería absurdo que un piloto de carreras no supiese cambiar de marchas.

...Its so easy but I can't do it...


Como maquetador, cuando tu verso no quepa en una sola línea, porque no te has preocupado de usar el formato adecuado en el archivo original, me resultará muy sencillo solventarlo: paso lo que no cabe a otra línea ayudado de cierto espaciado y un símbolo.

Pero como lector, es muy probable que, a la tercera vez que me encuentre eso en tu libro, me hayas perdido. Y no están las cosas como para perder lectores, creo yo.

Puede que parte del problema de que el mercado del libro esté de capa caída, es que no se cuida el punto de vista del lector cuando está disfrutando la obra (o tratando de hacerlo). Se me viene a la cabeza otro moodkiller : el uso de 3 o 4 notas en la misma página (porque así lo indica … quién) que, como lector, son capaces de sacarme de la lectura. Sería como estar fornicando poniendo cuerpo y alma en ello y que la pareja se acordase, en ese preciso instante, de recordarte que ese fin de semana habéis quedado a comer con los suegros… lo mismo te saca un poco del momento; y si, al instante después (la siguiente página) te recuerda también que tendríais que comprar unos pasteles para el café, puede que se te pasen las ganas de cabalgar durante una larga temporada, al menos con quien no sabe esperar al momento adecuado para explicar ciertas cosas. El lector no es imbécil y hay una cosa que se llama glosario, que no serás el primero en usar con resultados positivos, que se puede poner al final del libro o al final del capítulo. Deja al lector que disfrute y luego ya se preocupará de atender a esas cosas que te ha parecido interesante puntualizar, pero no le saques de la lectura… está feo.

¿A dónde quiero llegar con todo esto? Con el último parrafo a que se piense en el lector. Con el resto de la entrada también, pero sobre todo, a que el escritor, escriba en prosa o en verso, trabaje en las mismas unidades en las que su obra se lanzará al espacio.
¿Quiero decir con ello que solventaremos todos los problemas escribiendo en A5 en vez de en A4? No.
Quiero decir que resolveremos muchos posibles problemas con el mero gesto de cambiar de formato, y que tu visión, escritor, poeta, se verá reflejada con mayor exactitud en la obra final.

No me resigno a tener poetas cuando puedo tener Poetas.



Buenas noches a todos, seáis lo que seáis...